lunes, 14 de noviembre de 2011

Las tres reinas.

Irónico reino el de la hipocresía, ese donde las personas pueden ocultar sus verdaderos sentimientos, convirtiéndose en maestros del engaño emocional.
Decir amar al prójimo, no es amarlo realmente. Recalca el dogma de la hipocresía.
Intentar ayudar al que ayuda merece, es una acción sin actos en el reino del egoísmo.
¿Porque dar lo que tenemos, si podemos calmar nuestra conciencia con las migajas de lo usado?
-Ser pobre no es una meta, y mirar hacia abajo da vértigo-. Dijo un día un filosofo de nombre clasista.
Saluda al mendigo y parecerás un buen hombre pero nada más, no vaya a ser que te lo tengas que llevar a casa. Eso sí, cuando lo saludes, pon una agradable sonrisa para que tus semejantes, no sus semejantes, vean que eres bondadoso.
-Habla desde la especulación, vive desde la especulación-. Replica a diario la señora envidia.-Nunca expreses el deseo, dejalo tan solo en un proyecto al tiempo. Vive observando lo que poseen los demás y obtenlo tu también. Este mundo es del que posee, no del que cede.

Codicia, envidia, hipocresia.
Irónicas reinas de la voluntad humana, dominan al que vive en un mundo mejor, creando diques al bondadoso pensamiento de ayudar al prójimo.
Un prójimo que ve como el mundo es cada vez más embudo, más inaccesible, más cruel. Soportando con estoica resignación la sonrisa fría, la palabra amable y las migajas donadas por los esclavos de las tres reinas.

La daga pensante.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado este artículo también, mi querida amiga. Tocas un tema que siempre logra poner en ebullición mi fluído sanguíneo. La hipocresía la detesto, francamente. Soy más de una verdad onerosa y acre que una mentira bellísima con música de liras y arpas de fondo. Soy siempre muy claro, directo, no me ando por las ramas, lo cual me ha traído algún problema con personas que, probablemente, preferían la mentira con música ambiental a la verdad desnuda, sin tapujos. Vivimos en un mundo de falsedad, falsas intenciones, que parezca lo que no es... Codicia, envidias, malas artes para herir, decir "te quiero" y pensar... "Cómo te detesto"... Muy buena la parábola del méndigo, sé bueno con èl, pero no demasiado, no sea que te lo tengas que llevar a casa.... Hemos creado una sociedad decorada con luce de neón, para que todo parezca acogedor, seductor, invitador.., aunque muchas veces eso es pura fachada, y cuando te acercas a mirar las luces ves que son de fantasía, que alguna gente sonríe por compromiso y que las luces decorativas no buscan tu aprobación, es más bien un artificio para captar tu atención. Saludos

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  2. Profundo comentario amigo Victor, yo también comparto la opinión de que somos una sociedad inmensamente hipócrita. Vivimos atados a la estética y al que dirán, esclavos de la aceptación social, ¿porque no ser lo que somos sin más?.
    Tres reinas dominan el mundo aliadas por el destino incierto, de una sociedad hipotecada al consumo.
    Un saludo.

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