Muere un beso,
y en una oscuridad luminosa
se escondió el te quiero,
huidizo del amargo oscuro
sabor del silencio.
huidizo del amargo oscuro
sabor del silencio.
Muere un beso,
y yo aferrada a este intento
de repetirme a mí misma...
"¡No es cierto,
no se congeló el deseo
no se congeló el deseo
ni se marchó el anhelo!"
Buscando en la profundidad
de mis escasos pensamientos,
significados de palabras
en las que no pienso.
Con las cuales justificar los amaneceres
de mis cristalinos ojos,
que se entregan
a los rejuvenecidos días...
¿Me acostumbré y mentí?
Muere un beso,
y en cada agónico latido
de esta verdad inmodesta,
mis rebeladas lágrimas
se olvidaron de reverenciar al desprecio.
¡Estoy viva!
Entre escurridizos te quieros
y congelados deseos...
Dentro de mi ser,
hay fuerzas para olvidar el duelo,
sangrar la herida,
hay fuerzas para olvidar el duelo,
sangrar la herida,
cerrar los ojos, sonreírle a la mañana
sin sonreírle al pensamiento.
Dar pasos de gigantes
en terrenos bien pequeños,
y repetirle al cielo:
¡Estoy viva, no ausente!
Preparada para el desafío
de enamorarme de nuevo...
y que de nuevo...
"Muera el beso".
La daga pensante.