sábado, 19 de noviembre de 2011

La ley de la sangre.

Mis abuelos decidieron abandonar su Puerto Rico natal, para hacer fortuna en una creciente Miami. Allí con esfuerzo y trabajo lograron abrir una frutería.
La corrupción en las calles de Miami, era algo normal en aquellos años, y la emigrante pareja aceptaba vivir pagando un  pequeño impuesto diario a luchar contra algo que ni el propio sistema podía detener.
Una tarde el encargado de cobrar, entró en la tienda en busca de la recaudación. Mi abuelo le explicó, que ese día no habían entrado clientes, que pasara al día siguiente y le pagaría el doble con intereses.
Aquel hombre, no creyó las palabras de mi abuelo y decidió escarmentar a la humilde pareja. Se dirigió hacia mi abuela, y la golpeó con fuerza en la cara mientras gritaba: -Dame el dinero.
Mi abuelo enfureció y se abalanzó en un heroico acto de suicidio, por salvar a su mujer de aquel mafioso, pero no llegó a tocarlo, recibió tres tiros y la vida se le acabó en un instante.
Mi padre tenia por aquel entonces dieciocho años, y tuvo que asumir la responsabilidad de ser el cabeza de familia. Su madre nunca se recuperó emocionalmente de ver morir a su marido ante sus ojos, cayendo en una profunda depresión.
Sus hijos intentaron buscar justicia en la justicia, pero pasaban los días y aquel hombre seguía campando a sus anchas por la barriada, así que decidieron tomar la misma por sus manos. Durante días los hermanos Perea llenaron las calles de violencia, limpiándolas de garrotistas y delincuentes. Asumiendo así el control de su comunidad.

Las personas les mostraban respeto, y solían hacerles pequeños regalos. Ellos a cambio, decidieron convertirse en una especie de árbitros que mantenían la tranquilidad en la comunidad, llegando a crear la organización de "los jóvenes del silencio".
Aquellos jóvenes se hicieron hombres, y con los años encontraron en la codicia y la avaricia una disyuntiva que rompería su código de actuación.
Mi padre no compartía el nuevo concepto de los jóvenes del silencio, decidió alejarse de sus hermanos y de la organización, comenzando una nueva vida en Brooklyn, donde abrió una tienda de frutas y verduras, formando las bases de su propia familia.
Un veinticuatro de agosto, recibió una carta de Miami, en la cual le decían que al pequeño de sus hermanos lo habían matado y el tío Juan estaba grave, que volviese.
Lloró, lloró mucho. Pero decidió no hacer nada, no era su mundo, no era su historia.
Pero por más que uno hulla del pasado, el pasado te termina atrapando y aquellos a los que el castigó, terminaron encontrándolo. Pusieron una bomba en los bajos de su coche, la bomba explotó pero con la persona equivocada dentro, matando a mi madre embarazada de gemelos.
Esta vez, el mayor de los Perea no lloró. Me fue a recoger al colegio y de allí viajamos a Miami, donde su ferocidad se convirtió en algo indescriptible, y su voluntad en pistola. Se alió con todo lo que un día rechazó.
Somos lo que somos, me repetía, cuando uno empieza el camino lo termina.
Y él lo terminó, murió a los sesenta y ocho años víctima de un cáncer. Y hoy yo he ocupado su lugar, dispuesto a seguir sus pasos, a no renunciar a nada, continuando día a día ejerciendo la ley de la sangre.

La daga pensante.

6 comentarios:

  1. Un nuevo giro a tu obra, un nuevo registro, sumamente interesante en mi opinión. Lo que más me gusta de este relato es el ritmo, tiene garra, no se anquilosa en redundancias ni informaciones superfluas. Además está el ingrediente de desgarro, dolor y venganza, que manejas muy bien en mi opinión. Es una historia triste y dramática, perfectamente hilvanada la historia en pocas líneas, que me parece esto muy difícil, mucho más que cuando uno juega con novelas largas donde hay tiempo para tallar los personajes y cincelar adecuadamente la trama. Muy elocuente este pacto con la sangre y la descripción de las tragedias acaecidas como la de la bomba en los bajos de un coche. Me gustan más tus historias poéticas, adornadas de léxico rutilante y flamígero, me gusta el ornamento y cuando haces uso de él, vuelas como el águila de tu artículo. Espero que no te moleste nunca mi sincera opinión, somos amigos y siempre hago y digo las cosas con mi mejor intención, jamás haría ni diría nada que pueda molestarte. Si alguna vez lo hiciera te pido disculpas y espero que me lo digas con confianza, pues a veces puedo ser patoso y las cosas escritas tal vez no reflejen a veces mis sentimientos o mi intención. Saludos amiga.

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  2. ¿No has pensado o meditado amigo Victor convertirte en critico literario?.Yo lo haria, ya que tus razonamientos y argumentos son de una calidad y profundidad dignas de admiracion,reflejas como nadie el buen concepto del comentario critico real,descubres las intenciones del autor y destacas lo oculto en la obra.Yo nunca me podria enfadar con alguien que es sincero ,ademas tus comentarios son magnificos,enriquecedores para cualquier texto escrito.Yo de verdad me pensaria escojer el camino de la critica literaria ,porque se te da muy bien.
    Un saludo.

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  3. Soy de mente inquieta y queria probar algo distinto.Pero como bien apuntas me muevo mejor en el mundo del pensamiento y la reflexion emocional,aunque de vez en cuando me gusta escribir alguna historieta de domingo.
    Un saludo.

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  4. Gracias por tus halagos Mariam. Me alegro que te gusten mis comentarios. ¿Crítico literario? Eres muy amable... creo que de momento permaneceré por aquí, comentando tus artículos, con tu permiso. Está bien que te muevas por distintos planos, eso enriquece al escritor. Hay que leer también de todo, en toda literatura hay joyas ocultas, creeme. La prueba ha sido un éxito. Paso a darte una reflexión más amplia, como me pides en Globedia, donde te he dejado ya un pequeño esbozo. Lo anoto en otro apartado... (Continuación)...

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  5. No creo que caigas en la redundancia, ni mucho menos, pero en mi modesta opinión no es todo tan sencillo ni simple. Veamos, la trama ya la hemos visto otras veces. Los anales de la historia impresa y cinematográfica están claramente rociadas de historias de animosidades encontradas, odios heredados y pactos con el destino y una ráfaga de metralla para rememorar los nombres de familiares masacrados. A mí, sin embargo, me embauca y observo ahí la originalidad, en el tono distante y al mismo tiempo presente de una "voz en off" que va narrando la historia, como una anciana en su hamaca narra a sus nietos las historias de su apergaminada infancia ajada y disipada en la memoria. Tiene algo de entrañable este relato, aún cuando la esencia es trágica. Es en cierto modo muy familiar y hogareño este portal de recuerdos narrados por un orador que no vemos, pero presentimos. Es un encuentro con la melancolía y la recolección de recuerdos pretéritos. Me encatna la descarga emocional: "Somos lo que somos..." Por otro lado tengo predilección por las historias bien narradas de las bandas callejeras que ahondan en las historias personales de cada uno de ellos. Creo que has tratado el tema de la mejor manera posible, o sea, entrando en el relato narrado por un observador o un escriba o esa ancianita legendaria que en su hamaca acaricia a sus nietos mientras les habla de sus memorias gastadas... Saludos

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  6. Me ha gustado mucho lo de la voz en off, es muy original esa reflexión. Como te decía, me gustan los retos y escribir sobre algo que se ha escrito tanto, era un reto.Pero se que debo mejorar y con tus sabios consejos lo iré consiguiendo. Gracias por siempre darme tan buenas reflexiones.
    Un saludo.

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