jueves, 13 de octubre de 2011

Giro en el trapecio.

Entre Demi- plié, Developé y Jeté se ha ido diluyendo mi verdad temprana, atrapándome en una ficticia coreografía de mi misma, encerrada en el ansia de triunfar y ser parte principal de un cartel de neón, soñando con aplausos inmerecidos arrancados a un público inexistente, piadoso e imaginario. Vivo en una irrealidad tan fina como la cuerda de un valiente equilibrista, desandando de audición en audición, recubriendo los espejos con escenarios abstractos para ocultar mis ya flácidos músculos y mi estigmatica piel. Cada Cabriole es una dosis de desconsolado dolor para mis artríticas articulaciones, cada caída un castigo punzante para mi estructura osea, donde ya asoma la diabólica sombra de la neuropatía.
Cada día, una verdad convertida en lágrimas que se aferran a no deslizarse por un desahuciado lagrimal, prisionero de un tiempo olvidado, donde mi belleza suplantaba la inexistente virtud de la mujer que nunca supo dominar el tu-tú y la zapatillas, pero deseosa de halagos, flores y protagónicos papeles negociados bajo el amparo de las sábanas de algún que otro sádico empresario, que buscaba en mi satisfacer su egocéntrico yo varonil con promesas jamas cumplidas, convirtiéndome en una bailarina de cama y no de escenarios.
Deseosa de ver alumbrado con luces de neón su nombre, acompañado del compás e interminable aplauso de un público presente, amante de lo bello. Alejada de la tensa cuerda del fracaso donde camina mi mente en busca de un éxito que hace años olvido mi cuerpo.

La daga pensante.

3 comentarios:

  1. Me ha encantado esta analogía de la vida, el paso del tiempo, el advenimiento de la neuropatía y la osmosis, con esos sueños de éxito y aplausos, como apuntas, inmerecidos arrancados a un público inexistente. Muy bien escrito, con sentimiento y juegos de palabras preciosos. Hay un halo de tristeza engalanado con tus palabras amiga. Me encanta además el mundo romántico circense, con sus trapecios y sus viajes trotamundos sin más hogar que una carpa y la ilusión por bandera. Preciosa la foto, como siempre.

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  2. Además me siento un poco identificado en ocasiones con esto de caminar en ocasiones por un fino cable de irrealidad, tan fina como la cuerda de un funambulista. Mi mente jamás deja de soñar e idear, viajar y urdir; eso, muchas veces me aleja del "aquí y ahora"... me desoriento con facilidad. El relato, aún con su halo de cierta amargura, precioso. Saludos buen fin de semana

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  3. Gracias Victor por tu comentario que siempre engrandecen mis textos ,con tus profundos y reflexivos consejos.Comparto contigo ese deambular de la mente en estado depredador ,alerta de cada historia que vaga en el campo de mis emociones,a cercándome muchas veces a la tristeza Y la amargura de ponerme en la piel del fracaso y el desconsuelo.
    Un saludo

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