jueves, 9 de febrero de 2012

La corona de la muerte.

Caminaba el profeta por una tierra bañada en sangre y miedo. A su horizonte, los hombres yacían sin vida tendidos, con la mirada inerte en un atardecer perdido. Las nubes jugaban a transformarse en dulces imágenes, quizás conscientes del dolor humano. Mientras el profeta, hincaba en cada huella su cansado cayado.
El silencio imperante en aquel escenario de cuerpos silentes, fue roto por el sollozo de un niño. El profeta, buscó entre armaduras y yelmos la voz que alumbraba el ocaso de la muerte, sembrando en el su semilla.
Convirtióse aquel niño que desafiante lloraba, en la sombra del desgastado cayado.
Olvidó el niño el llanto por la espada, el hambre por la guerra, la sed por la conquista, la inteligencia por la ambición de su viejo maestro, quien le entregó las huellas de su pasado en cuartillas de rencorizada nostalgia.

-Kistor, te llamaras Kistor I. Exclame el día en el que me fuiste entregado por los dioses, esos que quieren hacer de ti el más grande de los hombres. La espada y la sangre, serán tus guardianes. Y Britania, tu reino. Así lo dispuso el cielo y así lo recogerá el tiempo.
El joven Kistor espada en mano, abrazó con el alma las proféticas palabras, y a lomo de su blanco corcel, vio desdibujarse la figura del anciano profeta.
Ríos, montañas, llanos y praderas fueron testigos de sus actos, nadie podría asegurar cual era su verdadera naturaleza, a veces maléfica y sangrienta, otras generosa y honesta.
Su fama crecía radiando casi más que el sol, aquel niño que solo lloraba en un campo de batalla y que un día alejose de su profeta mentor a lomos de su blanco corcel, dirigía un ejercito de treinta mil hombres. Hombres de toda estirpe esclavos, ladrones, comerciantes, negros, blancos, para él solo existía una naturaleza, la sangre.
Las mujeres lo aclamaban como el poeta al verso, y los hombres lo temían. Nadie osaba enfrentarsele y mucho menos discutir sus pocas palabras.
Britania entera temblaba ante su eminente llegada. Los exploradores veían cada vez más cerca la estela de su sangrienta presencia. Y el viejo profeta, reía ante el relato de sus crueles batallas.
Su paso laceraba el reino, destruyendo todo aquello que el humano por aquel entonces, con limitada inteligencia levantaba.
Los hombres eran masacrados, las mujeres convertidas en esclavas y los niños adoctrinados en el arte de la guerra.

No existía consuelo ni esperanza para el reino de Britania.
Kistor I el Sangriento, había dispuesto batalla, para él la rendición no era un fin. Vivir, luchar, morir, era su máxima.
El rey Jacob, dispuso sus huestes en aquel mismo campo de batalla donde años antes el sangriento lloraba. Las flechas silbaban, el acero rugía y la sangre manaba regando la tierra junto con la desesperanza.
Britania herida de muerte, se rindió a los pies del Sangriento, y humillada dispuso coronarlo al alba. Unisono gesto que el viejo profeta observaba. Foseba, la diosa de la muerte la inmortalidad a su discípulo entregaba, a la vez que el pueblo adoraba un trono de lágrimas, destrucción, sangre y venganza.

La daga pensante.

9 comentarios:

  1. Me maravilla tu forma de escribir y tu contenido.

    un fuerte abrazo


    fus

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  2. Especialmente la foto que da inicio a este carnaval aterrador de sangre derramada y batallas cruentas, me encanta, por ese halo innegablemente gótico y funesto, post-apocalíptico y agorero de pandemias, masacres y agonía. Más que profeta, el ángel alado, con sus negras alas, parece un secuaz de la mismísima Parca, y su cayado, una guadaña. Me conturba no vislumbrar su faz, que me imagino siniestra. Fantástico el paisaje arredrado a su espalda, proceloso, como roto por tormentas de ceniza y fuego. Sólo el córvido que come de su mano parece acólito a su causa, sin duda nefanda, así lo visualizo yo. Estoy de acuerdo con Fus; maravillosa tu capacidad narrativa. El relato me gusta mucho; me encantan los relatos de maleficios, dragones, hechiceros, vampiros, seres abyectos y demás... la reflexión que extraigo de esta elegía siniestra, o sea, una narración de carácter luctuoso, dramático, es que ojalá este "pequeñajo" hubiera tenido más suerte, yendo a parar al amparo de un ser mucho más benévolo, con intenciones mucho más honorables. Para azote de la humanidad, siembra en él el abyecto caminante la semilla del diablo y su reflejo, con los años, se torna tornado devastador, enfermedad incurable, pandemia, locura y perdición. El reino de Britania queda condenado a los desmanes de este ser luciferino, cuya sed de sangre y destrucción nos puede recordar a la del mismísimo Vlad Tepes (Drácula) o su homóloga, que a mí me gusta mucho pero que mucho mucho más, Elizabeth Bathory, la condesa sangrienta. Me entusiasman estos personajes.

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  3. Es un relato que da tinta e imaginación para escribir sagas completas, con herederos de odio y venganza legados durante generaciones, héroes y heroínas, tiempos de felicidad o malhadados. El epígrafe: "La corona de la muerte", me parece de lo más adecuado, pues nos presentas a un personaje entronizado destinado a sembrar de sangre, vesanía y atrocidad el reino de Britania, y a sus gentes, humildes, aterradas y sojuzgadas por el despotismo de este rufián sin escrúpulos, tan bárbaro y atroz como el mismísimo Atila. Me ha gustado mucho, Mariam. Te deseo un buen fin de semana. Con tu permiso, me marcho ahora a un castillo que se asoma al mar, donde mi amiga Diandra anhela el retorno de su padre, que se ha marchado a batallar, allende los mares, con las huestes de la sirena Vrasylia. Un Saludo

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  4. Un buen texto que no hace sino dejar patente tu buena capacitación para la escritura fantástica. Britania creo que era el nombre antiguo de la isla principal de las Islas Británicas, lo que ahora es la Unión Angloescocesa. Me gusta cómo escribes pero eso sí, es un poco repetitivo. Te aconsejaría, sin menosprecio de todo lo que escribas, que fueras alternando distintos estilos en tus narraciones. Eso la enorquecerían y poquito a poco iras viendo cómo puedes fundir con facilidad realidad con ficción e imprimir un carácter más personal a tus escritos. Aunque eso sólo es mi opinión y tu eres dueña y señora de tu espacio y textos. Sean cómo fuere, están muy bien, cómo siempre e incitan a seguir leyéndote, guapa.

    Un saludazo.

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  5. Gracias Fus ,me halaga mucho tu comentario.
    Un saludo

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  6. Como agradecer tanta dedicacion a la interpretacion de mis relatos, haciendome ver aquello que se me escapa y ayudandome a crecer como escritora.Poco a poco me voy embarcando en nuevos retos ,como me comentaste un dia ,e intentando descubrir mas alla de la comodidad poetica en la que se mece mi mente nuevos rincones e inquietudes literarias,con el apoyo de tu magistral talento.Es un grandisimo placer que este relato te haya gustado.De corazon gracias por ayudarme a crecer y desarrollar estas historias que vagan por mi cabeza.
    Un saludo

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  7. Tu opinion es muy importante y pondre en practica lo que me aconsejas Cspeinado ,ya que eres un magnifico cronista y siento un gran respeto hacia tu persona.Nunca dejes de decirme lo que sientes o ves mal en mis textos,puesto que eso me hara crecer como escritora.
    Gracias por tu comentario y consejo que no caera en saco roto ,ya que no hay mejor tesoro que el sentir sincero.
    Un saludo

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  8. El miedo nos hace venerar a quien lo siembra. Un gran texto, no llevo mucho tiempo leyéndote pero cada vez que paso por la puerta de tu espacio sé que lo que me espera será maravilloso. Un abrazo.

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  9. Que dulce eres amigo sheol13, gracias por tan bonitas palabras.
    Un saludo.

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